Cuando se encuentra a un trabajador asesinado en el lado de la construcción, la investigación cambia rápidamente de lo criminal a las circunstancias políticas que rodean al edificio en sí. Se considera que la corrupción generalizada y la negligencia del propio constructor han provocado la situación. Gran parte de la película está filmada con cámaras de mano, y la mayor parte del diálogo está en el dialecto español difícil de entender y muy vulgar de los albañiles de la Ciudad de México.
Eduardo viaja por negocios a una provincia, acompañado de su amante. Al regresar (sin la amante y con una fuerte suma de dinero) sufre un percance y es auxiliado por cuatro campesinos que le solicitan a cambio ser llevados a la ciudad. El viaje con los campesinos prueba ser de gran tensión para Eduardo, que se pone cada vez más paranoico de ellos.