Narciso Ibáñez Serrador (Montevideo, Uruguay, 4 de julio de 1935-Madrid, 7 de junio de 2019), también conocido como Chicho Ibáñez Serrador o Luis Peñafiel (el seudónimo con el que firmaba sus guiones), fue un director de cine y realizador de televisión, director teatral, actor y guionista español. A lo largo de su vida, destacó por su contribución al cine fantástico y de terror en idioma español, así como por los numerosos programas que dirigió para Televisión Española, entre los que destacan Historias para no dormir, Historia de la frivolidad y Un, dos, tres... responda otra vez, entre otros. Reconocido admirador de Alfred Hitchcock, de quien intentó seguir sus pasos, según confesó el propio Chicho. Fue el único hijo de Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador.
Una pareja de turistas ingleses llega a la isla de Almanzora, frente a la costa mediterránea española, donde descubren que en un pequeño pueblo de pescadores no hay adultos, sólo unos niños que les miran fijamente y sonríen de forma misteriosa.
Un relato peculiar, meticuloso, vocacionalmente arqueológico, de la vida profesional del actor, español de nacimiento, argentino por adopción, Narciso Ibañez Menta (1912-2004), discípulo espiritual de Lon Chaney, el nuevo hombre de las mil caras, maestro del terror, estrella del teatro, cine y televisión argentinos durante décadas.
Debido al triunfo de la Revolución, Carola (Marisol), la joven y hermosa heredera del trono, abandona su país para salvar la vida. Constantemente vigilada por sus servidores, amenazada por continuos atentados, sometida a las puntillosas exigencias de su cargo, se aburre desesperadamente. Un día, no pudiendo soportar más su encierro, se escapa de casa. Descubre entonces el placer de la libertad y, por primera vez en muchos años, se siente feliz. Además, se enamora de Daniel (Tony Isbert), un joven español que trabaja en una sala de fiestas para pagarse los estudios, y como Carola carece de recursos económicos decide ponerse a trabajar como cantante y bailarina.
Tres cuentos extraordinarios escritos por Edgar Allan Poe, el Maestro de lo Grotesco: un hombre que está muerto pero no lo está; un barril de licor y una venganza meditada; un corazón que se niega a dejar de latir.
Enrique compra un televisor en color solo para satisfacer un placer personal largamente postergado pero, a partir de ese momento, se obsesiona con él de tal manera que finalmente es incapaz de diferenciar la realidad de la ficción.